Acabo de terminar de leer "Sweeney Todd: El collar de perlas", atribuido a James Malcolm Rymer y Thomas Peckett Prest (pero realmente hay muchas dudas del verdadero autor). Ambientada en el Londres del año 1785, y publicada entre 1846 y 1847 (época victoriana) por entregas en la publicación People’s Periodical and Family Library fundada por Edward Lloyd.
Es complicado, al menos para mí, hablar de una novela sin hacer spoilers; y corren tiempos donde los spoilers se castigan con demasiada crudeza. En este caso estamos ante un autor, o autores, que no tienen miedo de hacer spoilers en los títulos de los capítulos o incluso dentro del capítulo en sí, posiblemente debido a que se concibió para ser leída por entregas.
La historia del terrible barbero de la calle Fleet es bastante conocida, creo, se han hecho muchas adaptaciones músicales y cinematográficas pero aún así esconde personajes igual de terribles que Sweeney Todd que sorprenderá al lector. Tiene un poco de todo, nos habla de asesinos sin escrúpulos y de gente honesta, de amores de pareja y amores entre amigos, de trabajadores y de burgueses, de gente cuerda y de gente no tan cuerda. La verdad que me ha gustado bastante, muy entretenida, se lee rápido gracias al formato de capítulos cortos y directos.
Como no gusto de hacer reseñas ni críticas literarias, veo la obra como un motivo para pensar en dos temas que se tocan en el libro.
Privación de la libertad
La privación de la libertad es el mayor de los castigos que podemos tener los seres humanos. Ser completamente libres posiblemente sea algo utópico, imposible de alcanzar si vives en sociedad pero desde luego que es algo a lo que debemos aspirar y cuidar.
Ya Lord Byron (1788-1824) nos decía en su poema Don Juan publicado en 1819:
"I may stand alone, but would not change my free thoughts for a throne."
o en nuestro idioma:
"Aunque me quede solo, no cambiaría mis libres pensamientos por un trono. "
Afortunadamente los pensamientos es lo último que nos arrebatan cuando nos privan de la libertad, es lo más íntimo y lo último que perdemos; pero angustia el pensar que al final, si nos encierran como a los personajes que aparecen en Sweeney Todd, podemos llegar a perderlos e incluso desear nuestra propia muerte antes que seguir presos.
Conciencia
El otro tema principal es la conciencia del ser humano, ¿somos conscientes de lo que hacemos? ¿sabemos diferenciar el bien del mal? ¿y esa diferenciación es aplicable a todo el mundo de la misma forma? No entiendo nada de criminología, pero intuyo que las personas que hacen el mal, o lo que considera la sociedad como el mal, suelen tener un grado bajo de conciencia y de empatía con el resto de la gente; eso que les hace ser peligrosos, como les sucede a varios personajes de Sweeney Todd 😉
Ojalá cada uno aumentáramos un poco la conciencia sobre lo que hacemos, recapacitemos y pensemos un poco más. Aun así, posiblemente sigamos haciendo cosas mal, pero cuando somos conscientes de ello, nos remuerde algo por dentro, nos sentimos mal y la siguiente vez nos lo pensaremos antes de volver a hacerlo.
Edición del libro
Volviendo al libro en sí, yo he leído el volumen de la editorial La biblioteca de Carfax especialidada en literatura de terror. Es una edición muy buena, traducida por Alberto Chessa de forma excelente, nos ayuda muchísimo con las notas a pie de página aclarando sobre todo algunas traducciones y aportando información sobre las calles de aquel Londres del siglo XVIII. Si lo queréis ver en la editorial, este es el enlace, y si lo preferís ver en Amazon, pinchad aquí (enlace de afiliado).